Mis Hijos
Ayer que afanosa quehaceres hacía
de niños los gritos llegaron a mí.
Eran mis Dos Hijos… disputas tenían
por no sé qué cosas, y los reprendí.
Pedí se callaran, mas caso no hicieron,
después eran risas las que yo escuché.
Carreras y brincos, que al fin consiguieron
que me trastornara, y casi lloré.
Después muy contentos oí que cantaban,
sus voces alegres unieron así.
Mas era Silencio lo que yo anhelaba,
y al fin ya cansados fueron a dormir.
Me acerqué a sus camas cuando ya dormían,
cual santos querubines yacían allí.
Todo era Silencio, ni un ruido se oía,
y muy quedamente un Beso les dí.
Y hubo un pensamiento que acudió a mi mente,
y que a mi Alma entera logró estremecer.
En muy poco tiempo, más rápidamente,
de lo que quisiera, los voy a perder.
Se irán a otras partes, a vivir sus vidas,
la casa en silencio y quietud quedará.
Desearé yo entonces escuchar sus risas,
mas de sus carreras sólo el eco habrá.
Hoy poder el tiempo capturar quisiera,
que nunca esas voces calladas estén.
¡Que griten! ¡Que rían! ¡Que den mil carreras!
Mis Hijos me alegran, me colman de bien.