El Pueblo de Dios regresa a casa (Esdras 1:5 y Nehemías 8)
El pueblo de Dios tenía que vivir en un país lejano porque ellos habían dejado de escuchar a Dios. Por eso llegaron soldados y se los llevaron lejos.
Ahora han pasado muchos años. Dios les dice que deben regresar a su propio país. Ellos regresan a su vieja ciudad, Jerusalén. Pero sus corazones están doloridos. Sus casas han sido quemadas, y su hermoso templo también. Así que ellos construyen un nuevo templo, y arreglan y reparan su ciudad.
El pueblo de Dios ahora está muy feliz. Ellos prometen a Dios: “Siempre te escucharemos”.