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Durante la era del antiguo testamento
En génesis 14:18 leemos que melquisedec rey de salem sacó pan y vino y bendijo a abraham. Salem fue una precursora de jerusalen (véase salmo 76:2). Fue también al monte adyacente de moriah que volvió más tarde abraham para ofrecer a isaac como sacrificio a dios (génesis 22:2). Unos textos egipcios de 1900-1800 a.c. se refiere a la ciudad cananea como “urushalim”. Durante el período de la conquista (c. 1400 a.c.) era conocida como jebus (jueces 19:10,11; 1 crónicas 11:4-5).
fue bajo la dirección de david, que fue hecho rey el 1011 a.c., que los israelitas conquistaron la fortaleza jebusea que iba a ser jerusalen (2 samuel 5:6-9; 1 crónicas 11:5,7). La conquista de david tuvo lugar en el 1004 a.c..
cuando david conquistó jerusalen (en ocasiones llamada “sion”), pasó a residir en ella, y la nombró por sí mismo, “la ciudad de david” (2 samuel 5:9). Edificó la ciudad, y llevó a ella el arca del pacto (2 samuel 6:12), haciendo con ello de jerusalén un centro de culto religioso además de un centro político y militar. Con ello, david vino a ser el fundador de jerusalén.
poco antes de su muerte, david adquirió el lugar de la era de arauna jebuseo para erigir un altar en aquel lugar (2 samuel 24:18-25). Según 2 crónicas 3:1-2 fue en este lugar en el monte moriah que salomón comenzó la construcción del templo en el 966 a.c.. La edificación del templo precisó de siete años (1 reyes 6:37-38; 1 reyes 3:1) durante este tiempo se extendieron las murallas alrededor de jerusalen para que incluyese el templo.
tras la muerte de salomón en el 931 a.c., jerusalén inició un largo período de decadencia. El reino se dividió, y jerusalén vino a ser la capital de sólo judá. Al cabo de 5 años de la muerte de salomón, el templo y el palacio fueron saqueados por las tropas egipcias (1 reyes 14:25-26). Durante los dos siglos siguientes, jerusalén fue de nuevo saqueada varias veces por varias fuerzas. Durante el reinado de uzías desde el 792 hasta el 740 a.c., la ciudad fue fortificada (2 crónicas 26:9-15), pero después de la caída del reino del norte de israel en manos de asiria en el 722 a.c., los días de jerusalén quedaron contados.
en el 597 a.c., el gobernante babilonio nabucodonosor conquistó jerusalén, y luego, en el 587 a.c., destruyó la ciudad y el templo (2 reyes 25:8-9). Después del cumplimiento de la profecía de 70 años de cautividad (calculados desde el primer sometimiento de jerusalén a los babilonios en el 605 a.c.), los deportados comenzaron a regresar a jerusalén en el 538 a.c. (daniel 9:25), que ahora estaba bajo dominio persa.
durante algo más de 200 años, jerusalén permaneció bajo dominio persa. Fue durante este tiempo que el templo fue reconstruido en el 535 a.c. (esdras 3:8) y que nehemias volvió a jerusalén y reconstruyó las murallas de la ciudad (444-443 a.c.). Es también en este tiempo del 444 a.c. que comenzaron las “setenta semanas” de daniel 9:24.
desde el 322 a.c. hasta el 165 a.c. jerusalen estuvo bajo el dominio griego, conquistada primero por alejandro magno y luego bajo el poder de sus sucesores, los ptolomeos, y finalmente por antioco y antioco iv (antíoco epifanes). Fue bajo antíoco epífanes que jerusalén quedó reducida religiosamente a su punto más bajo; saqueó el segundo templo y lo profanó sacrificando un cerdo en el altar y cumpliendo las profecías de daniel 11:21-35.
en el 167 a.c., un sacerdote llamado matias inició una revuelta contra el dominio griego sobre los judíos. Cuando murió, su hijo judas macabeo prosiguió la lucha y ganó cuatro victorias sucesivas contra los griegos. Esta lucha culminó con su recuperación de jerusalén y del templo en diciembre del 165 a.c. se celebra con la fiesta de la dedicación (hanukkah, cp. Juan 10:22), que dura ocho días. Jerusalén fue vuelta a fortificar, y durante algo más de cien años permaneció como ciudad libre. Pero incluso durante este período hubo repetidos intentos para reconquistar la ciudad.
Durante la era del nuevo testamento
la caída del estado judío libre bajo gobierno asmoneo sucedió en el 63 a.c., cuando el general romano pompeyo asedió la ciudad durante tres meses dio muerte a 12,000 judíos y destruyó las murallas. Los romanos volvieron a entrar en la ciudad en el 54 a.c. y en el 40 a.c. y los partos de persia saquearon la ciudad.
en el 37 a.c., los romanos impusieron a herodes (herodes el grande) como rey sobre judea, reinando sobre ella hasta el 4 a.c.. Fue bajo su reinado que nació jesus (mateo 2:13; lucas 1:5). A la muerte de herodes, su hijo arquelao gobernó jerusalén hasta el 6 d.c., tras lo cual fue gobernada por procuradores romanos desde el 6 hasta el 41 d. C., y desde el 44 hasta el 46 d.c. fue bajo el quinto de estos procuradores, poncio pilato (26-36 d.c.) que jesús fue crucificado.
jerusalén fue muy importante en la vida y el ministerio de jesús. La profecía bíblica había anunciado que sería en jerusalén que tendría lugar el acontecimiento conocido como la entrada triunfal. En zacarías 9:9 se predice este suceso.
esta profecía, junto con las profecías pertenecientes a las “setenta semanas” de daniel, fueron cumplidas de manera precisa en el día exacto.
fue bajo la administración de poncio pilato sobre jerusalén que jesús purificó el templo (juan 2:14-16) y que llevó a cabo su ministerio público. Fue en jerusalén que satanás tentó a jesús (mateo 4:5). Jerusalen fue la ciudad sobre la que lloró jesús debido a la ceguera espiritual de sus ciudadanos y de su venidera destrucción (lucas 19:41-44). Jesús profetizó también de la otra futura destrucción de jerusalén durante la gran tribulación (mateo 24:4-28). Jesús profetizó que su muerte iba a tener lugar en esta ciudad (mateo 16:21; 20:17,18; lucas 9:31; 13:33). Finalmente, fue desde el monte de los olivos, justo al este de jerusalén, que jesús ascendió al cielo (hechos 1:9,12) y es a jerusalén que volverá jesús en la segunda venida (apocalipsis 19:11,16).
jesús profetizó la destrucción de jerusalén que tuvo lugar en el 70 d.c. (lucas 19:41,44), y también su futura destrucción durante la tribulación (mateo 24:1-31; marcos 13). Lloró debido a la incredulidad de los habitantes de la ciudad, y predijo claramente la devastación que sucedió y que aún ha de sufrir la gran ciudad. Sabía que jerusalén tenía un “lugar estratégico en la profecía bíblica”, pero se dolió por los que moraban dentro de sus murallas. Esta es una gran lección para nosotros al estudiar la profecía y su cumplimiento. Podemos estar seguros de que el plan profético de dios se cumplirá y al mismo tiempo podemos ser sensibles y sentir preocupación por aquellos que no han aceptado la salvación. En verdad, el triunfo divino del cumplimiento profético será, para los inconversos, una tragedia personal y eterna.
daniel 9:26 profetizó no sólo la muerte de jesús, el mesías, sino también la destrucción de jerusalén que tuvo lugar en el 70 a.c. esta era la tercera profecía que se cumplió respecto al juicio sobre la ciudad. La primera fue acerca de la destrucción de la ciudad y del templo por nabucodonosor. La segunda fue acerca de la profanación del templo por antioco epifanes iv. La tercera fue la profecía acerca de la completa destrucción de jerusalén y su cumplimiento.
en el año 66 d.c., los judíos se rebelaron contra los romanos, y la última lucha duró tres años y medio. El general romano tito fue enviado para aplastar a los judíos. El historiador judío josefo da, en las guerras de los judíos, libros 4-6, un relato detallado y gráfico del asedio y de la destrucción de la ciudad. Simpatizante de los romanos, josefo estuvo presente durante el asedio, e incluso apremió a sus compatriotas para que se rindiesen. Finalmente, el asedio, con el hambre causada, y la rotura de las murallas por los romanos, dio paso a la caída de la ciudad. Después de varios meses, en las postrimerías del verano del 70 d.c. los últimos judíos capitularon y jerusalén cayó.
al entrar en la ciudad, tito se sintió asombrado ante las fortificaciones judías, y declaró que la victoria romana se debía a la intervención divina. Luego ordenó la destrucción y arrasamiento de toda la ciudad (excepto por una sección de la muralla y de las torres), incluyendo el templo. Acabada esta destrucción, la profecía bíblica quedó de nuevo cumplida. La ciudad en la que jesús había hecho su entrada triunfal era ahora memorias y escombros. Las palabras que jesús había profetizado en lucas 19:41-44 se habían convertido en realidad.
el erudito bíblico doctor harold foos escribe: así jerusalén yacía en ruinas y desolación. El pueblo que había sido profetizado había acudido contra ella. La prometida destrucción de la ciudad y de glorioso templo se había cumplido. Sus habitantes estaban muertos o dispersados lejos del glorioso monte santo. Una calma de muerte se había asentado sobre sion. Y sobre todo aquello, como un epitafio se levantaban las dolidas palabras de cristo.
“¡jerusalen, jerusalen, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis (lucas 13:34-35).
Bendito el que viene en nombre del señor.
Baruj ha bah ha shem adonai.