Buscando Pastor
Escuchemos la conversación entre dos Hermanos en Cristo. Esta conversación surge en una Iglesia grande que recientemente su pastor se ha retirado y están en busca del nuevo Pastor. Veamos …
“Hermano mío, te cuento que mi Iglesia está buscando Pastor. Pero Varón de Dios, no creas que mi Iglesia es cualquier cosa. Fíjate, si te cuento, mi Iglesia tiene ya más de 10,000 miembros.
El número de Diáconos es como de 125. Nuestra gente es educada. Es más, muchos son profesionales. Al Pastor que buscamos le vamos a pagar $100,000 dólares anualmente.
También carro nuevo, seguro médico, gastos de gasolina, viajes y demás. La cuenta de Retiro es muy generosa.
Ahora sí, tiene que ser Doctor en Teología. Tener un pasado impecable. Un crédito intachable y su reputación perfecta. No puede ser muy joven, pero tampoco muy viejo.
Cuando predique tiene que ser corto y preciso … no queremos cansar a nuestra gente”.
El Hermano que tan pacientemente le había estado escuchando le comentó: “Siervo de Jehová, cuánto me gustaría ayudarte en tu búsqueda.
Mientras hablabas venían a mi mente los nombres de varios amigos, pero creo que ninguno te conviene.
Pues tengo uno que se llama Mateo. Y aunque no es menos cierto que predica bueno y muchos millares han venido a Cristo por sus escrituras, éste no tiene buen pasado.
Se conoce que era colectador de impuestos, maltrataba a sus hermanos y hasta se dice que era ladrón. Tengo otro llamado Juan. Sus ojos han visto la Gloria de Dios.
Sus testimonios son impactantes. Pero que te digo, es demasiado joven y se le conoce como Hijo del Trueno. También conozco a uno que le llaman Pedro.
Es sabido que tanto está el Poder de Dios en él que hasta con su sombra son sanados los enfermos.
Pero tampoco creo que te conviene éste, pués no tiene educación, al contrario es un simple pescador. Y yo Varón te me ofrecería porque realmente amo a las Almas.
Mi vida daría por ver a un alma venir a los pies del Maestro.
Pero no te puedo ocultar que he estado preso; participé en la muerte de un hombre; maltraté a hombres y mujeres … mi nombre, mi nombre … es Pablo”.
¡Ay de los Pastores que destruyen y dispersan las Ovejas de Mi Rebaño! dice Jehová. {Jeremías 23:1}