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El matrimonio es la primera institución creada por Dios desde la creación (Génesis 2:18). Hoy en día si el matrimonio no busca de Dios (Salmo 127:1), difícilmente puede perdurar, ya que esta crisis en el matrimonio es mundial, dominando el divorcio rampante en nuestra Sociedad. El Apóstol Pablo describió el lazo matrimonial como una metáfora del amor de Cristo por su Iglesia (Efesios 5:22-33). Los Psicólogos y Consejeros que estudian el Matrimonio confirman el principio Bíblico de que dos Yo tienen que convertirse en un Nosotros (Marcos 10:8). Para estas personas, “Hasta que la muerte nos separe” no es una cláusula que obliga, sino una realidad que alegra (Marcos 10:9). No permitan que el trabajo y las horas extras carcoman sus vínculos conyugales y familiares. Toma en cuenta que si morimos mañana, en cosa de días la Empresa cubre el puesto, pero la Familia que dejamos sentirá la pérdida por el resto de su vida. Si el Hogar está cimentado sobre la Roca (Cristo) a lo largo de la vida, este vínculo se fortalece y crece como un formidable cable de acero cada vez más poderoso. Y alégrate con la mujer de tu juventud. (Proverbios 5:18)
La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. (1 Corintios 7:39)
También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. (Eclesiastés 4:11-12)
Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. (Colosenses 3:18-19)
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14)
Vosotros, maridos, igualmente vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. (1 Pedro 3:7)
Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Génesis 2:24)
La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. (1 Corintios 7:4)