Isaac Page cuenta la historia de un HOMBRE pobre de Irlanda que iba caminando pesadamente hacia su casa cargando con un enorme SACO DE PAPAS. Le pasó por el lado un vagón tirado por un caballo, y el CONDUCTOR se ofreció a llevarlo. El hombre aceptó y subió al asiento junto al conductor, pero siguió cargando el Saco de Papas en los brazos.
Cuando el conductor le sugirió que lo colocase en el piso del vagón, él contestó amablemente y con su acento irlandés: “No quisiera molestarlo mucho, señor. Usted ya me está llevando a mí. Yo llevaré las papas”.
Nosotros también hacemos lo mismo a veces cuando intentamos llevar algunas CARGAS DE LA VIDA, preocupándonos en lugar de dárselas a DIOS. No es de extrañarse que nos sintamos agotados, nuestros corazones desfallecen, y nos desanimamos. Toda circunstancia de la cual no tenemos el control se puede convertir en un “SACO DE PAPAS”, si nos inquietamos y nos preocupamos por el resultado. Hemos de llevar algunas cargas, pero incluso esas se vuelven más ligeras cuando confiamos en que el Señor nos dará la gracia para llevarlas.
Cuando comiences a preocuparte, pregúntate, “¿Es necesario que yo lleve esta carga? ¿O desea Dios llevarla EL? No te preocupes por darle cargas a Dios. EL las recibe con los brazos abiertos.
Echa sobre Jehová tu carga, y El te sustentará. (Salmo 55:22)