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La mujer samaritana
Samaria: palestina estaba dividida en 3 provincias: judea, samaria y galilea. Samaria era la capital del reino del norte, israel.
Es una tierra árida donde el agua y los pozos son considerados como manantiales preciosos.
Los samaritanos construyeron un templo ubicado en el monte gerizim, ya que los judíos rehusaron permitirles a que ayudaran en la construcción del templo de jerusalén.
Estudiaban el pentateuco (5 libros de moisés) y esperaban la venida de un profeta como moisés.
El rey de asiria en el año 721 a.c conquistó samaria y los mismos israelitas se mezclaron con los paganos asirios (nehemías 4:1-2; 13; mateo 10:5; juan 4:9-26 y esdras 4:1-5).
Los samaritanos nunca hicieron causa común con judá, y en el tiempo de nehemías la brecha era claramente irreparable.
Solamente había 2 maneras para llegar a galilea: por la ruta corta y directa atravesando samaria y por la ruta larga a lo largo de la orilla oriental del río jordán.
Pozo de jacob: este pozo está situado a 3 kms. Al este del monte ebal, en el pueblo de sicar” entre samaria y jerusalén.
El pozo todavía existe, pero está cerrado al público y custodiado por guardias.
Allí descansó abraham en su viaje desde harán hacia canaán, cuando dios le ofreció “la tierra prometida”, el lugar donde él construyó el primer altar a jehová.
Este pozo lo cavó jacob en los tiempos patriarcales, medía 30 metros de profundidad. Fue la tierra que le dio como heredad a josé y a su descendencia (génesis 33:19; 48: 21-22).
El cavar pozos daba ocasión a festejarlo, pero a veces los enemigos los cegaban (génesis 26:15).
Cada mujer que venía por agua traía la jarra en que llevaba el agua, una cubeta de cuero duro portable, con una soga para bajar la cubeta hasta el nivel del agua.
Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de salvación. (isaías 12:3)
Evangelismo personal (juan 4:1-43)
Y le era necesario, a jesús, pasar por samaria (propagar el evangelio).
Jesús cansado y sediento vino al pozo de jacob en la ciudad de sicar, cerca del mediodía (hora sexta – génesis 33:19; josué 24:32).
Su encuentro con la mujer samaritana al decirle, “dame de beber”.
La mujer samaritana le dijo: “¿cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?” (prejuicios religiosos y raciales).
Jesús le dijo: “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (juan 4:14).
La mujer se dió cuenta de que jesús sabía todo lo referente a su vida privada al decirle de los cinco maridos que había tenido y el que tenía ahora no era suyo (recurrió al sexo para llenar su vida vacía), y eso la hizo pensar que él podría ser profeta.
Ella reconoce su necesidad de saciar la sed espiritual que abrasaba su alma (vida pecadora) y pidió de esa agua viva.
Entonces la mujer dejó su cántaro de agua (vida transformada), y fue a la ciudad proclamando entre los samaritanos aquel encuentro con el mesías.
Y creyeron muchos reconociendo a cristo como el salvador del mundo, el mesías.
Los hombres del mundo vagan en un inmenso “desierto del pecado” buscando saciar su sed espiritual.
El propósito de dios es salvar a todos los pueblos sin ninguna distinción (hechos 10:24; romanos 2:11; gálatas 2:6; efesios 6:9; colosenses 3:25)
A todos los sedientos: venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche (isaías:55:1)
Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos (isaías 44:3)
Porque dos males ha hecho mi pueblo; me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua (jeremías 2:13)
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados (mateo 5:6)