Bienaventuranzas de los Ancianos.2
Bienaventurados los que comprenden mi extraño paso al caminar y mis manos torpes.
Bienaventurados los que saben que mis oídos tienen que esforzarse para comprender lo que escuchan.
Bienaventurados los que comprenden que aunque mis ojos brillan, mi mente es lenta.
Bienaventurados los que con una sonrisa en sus labios me estimulan a intentarlo una vez más.
Bienaventurados los que nunca me recuerdan que hoy hice 2 veces la misma pregunta.
Bienaventurados los que comprenden que me es difícil convertir en palabras mis pensamientos.
Bienaventurados los que me escuchan porque yo también tengo algo que decir.
Bienaventurados los que saben lo que siente mi corazón, aunque no pueda expresarlo.
Bienaventurados los que me ayudan a caminar hacia la casa de dios.
Bienaventurados los que me respetan y aman como soy, tan sólo como soy… y no como ellos quisieran que fuera.
Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, No la menosprecies. (proverbios 23:22)