En las Manos del Señor
Una Sierva De Dios debía viajar a un pueblo donde había sido invitada para Predicar y Enseñar la Palabra de Dios, pués era muy usada por EL SEÑOR. Tomó el Autobús que la llevaría al pueblo, pués estaba un poco retirado.
El viaje era extenuante y muy caluroso, en la mitad del recorrido el autobús paró, para aquellos que quisieran comprar agua o algo para comer o beber. La Sierva se bajó y el Conductor le dijo, “No se demore mucho, pués partiré muy rápido”.
La Sierva buscó una tienda donde tuviera un baño, pués necesitaba entrar en el, entró y se demoró un poco. Salió y le pidió a la señora que le vendiera una Botella de Agua, cuando la estaba pagando, miró y vió que el autobús ya partía.
Salió corriendo atrás gritando, que la esperaran, pero éste hizo caso omiso, por lo cual se quedó afligida y empezó en cierta forma a AIRARSE, diciendo, “Señor, cómo permites que me pase ésto, no sabes que iba en viaje a Predicar tu Palabra, y que estaba un poco retrazada, además tú sabes que los fondos que me envío la Iglesia no son muchos, por lo cual no te entiendo”.
Por un rato, se sentó y esperó en silencio, hasta que al fin pasó otro autobús con el mismo destino, se subió, pagó su pasaje y se sentó pensativa y un poco airada todavía. Pasados 15 minutos el autobús paró, debido a una gran muchedumbre que había adelante.
Entre carros y comentarios, abrió la ventanilla para preguntar qué había pasado, a lo cual alguien le hizo saber que un Gran Accidente había sucedido y todos habían Fallecido. Consternada se bajó y al llegar al lugar del accidente pudo ver que era el Autobús del cual ella se había quedado minutos atrás.
Se arrodilló, lloró y Oró, pidiendo perdón a Dios, pués no había entendido minutos atrás que El Señor, había movido Su Mano, dejándola para que ella se Salvase. Entendió la gran perfección del Señor, dándole Gloria Y Alabanza.
Cada cosa y circunstancia que pasa en nuestra vida como Cristiano, no ocurre al azar, ni mucho menos por el destino, pués estamos en las Manos Del Señor que es sabio y en su perfección no es cuestionable, pués detrás de cada una de ellas hay un propósito divino y aunque en el instante no lo entendemos, pués nuestra resolución es limitada, EL en su inmensa Gracia nos la hace entender y comprender en su tiempo.
En El Dia Del Bien Goza Del Bien; Y En El Dia De La Adversidad Considera.
Dios Hizo Tanto Lo Uno Como Lo Otro, A Fin De Que El Hombre Nada Halle Despues De El.
(Eclesiastés 7:14)