Las Manos del Alfarero
Es la historia de una Pareja Americana que fue a Inglaterra a celebrar su vigésimo-quinto (25) Aniversario De Bodas. Ambos apreciaban las antiüedades.
En Sussex pasaron junto a un pequeño negocio de porcelana china, y una pequeña Taza De Té llamó su atención. Entraron.
“¿Puedo ver éso?” Preguntó él. “Nunca he visto una Taza de Té como ésa. ¡Es preciosa!”
¡Pero de pronto la Taza de Té habló… !
“Usted no entiende… No siempre he sido una Taza de Té. Hubo un tiempo en que fui roja … Y fui Barro. Mi dueño me tomó y me allanó con un Rodillo… Y me apretó… Una y otra vez. Grité: “¡DEJAME!” Pero él sólo sonrió y dijo: “¡Aun No!”. Luego fui puesta en una Rueda Giratoria…”, dijo la Taza de Té.
“De pronto comencé a girar… Y a girar… Y a girar. “¡Deténgame…. Me estoy mareando!” grité. Mi dueño sólo negó con su cabeza, y dijo: “¡Aun No!”.
“Luego me puso en un Horno… Nunca había sentido tanto calor. Me pregunté porque quería quemarme… Y grité… Y golpeé la puerta. Podía verlo a través de la abertura… Y pude leer sus labios mientras movía su cabeza: “Aun No”.
“Finalmente, la puerta se abrió… ¡Uf! Me puso en la tablilla… Y comencé a enfriarme… ¡Ahí… Está mejor”, dije. Entonces de pronto me Cepillo… Y me Pinto. Los olores eran horribles… Y pensé que vomitaría: “¡Basta… Basta!” Exclamé.
El sólo negó: “¡Aun No!”. “De pronto me puso en un HORNO… No el mismo de la vez anterior … Sino uno dos veces más caliente. Supe que me sofocaría. Supliqué… Rogué… Grité… Lloré.
Podía verlo a través de la abertura todo el tiempo… Moviendo su cabeza y diciendo: “Aun No”.
“Entonces supe que no había esperanza… Y que nunca lo lograría. Estaba listo para darme por vencido. Pero la puerta se abrió… Y me sacó… Y me puso en una tablilla. Una hora más tarde… Me dio un espejo, y dijo: “Mírate”.
“Y lo hice… Y” dije: “Esa no soy yo… ¡no puedo ser yo! ¡Soy Preciosa!”
“Quiero que recuerdes”, dijo entonces, “Que sé que te dolió ser allanada con un Rodillo y apretada… Pero si te hubiera soltado… Te habrías secado.
Sé que te dió mareo hacerte girar en la Rueda… Pero si me hubiera detenido… Te habrías desmoronado. Sé que te dolió… Y que fue duro y desagradable estar en el Horno… Pero si no te hubiera puesto allí… Te habrías agrietado.
Sé que los dolores fueron malos cuando te Cepillé y te Pinté, pero…. Si no lo hubiera hecho… Nunca te habrías endurecido.
No habría habido color en tu vida. Y si no te hubiera puesto en el segundo Horno… No habrías durado mucho… Y la dureza no se habría mantenido. Ahora… Eres un producto terminado.
¡Ahora… Eres lo que yo tenía en mente cuando comencé a trabajar en ti!” .