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El titanic
La fe puesta en la tecnología
En abril de 1912, zarpó en su 1er viaje el “coloso de los mares” más grande, rápido y lujoso. Construido en belfast, irlanda, con cabida para 2,224 pasajeros y sólo 20 botes salvavidas y 4 balsas.
Tenía 882 pies de largo (268 metros) y un tonelaje de 45,000 toneladas. Se decía que “ni dios podria hundirlo”.
Al llegar al lugar de “grand banks” recibió informes de que grandes témpanos de hielo circundaban el área y 5 barcos informaron al transatlántico que habían témpanos de hielo en su trayectoria.
El titanic ignoró todos los avisos y se movió de noche igual de rápido. Quería romper las marcas de velocidad. Había sido planeado para ser “insumergible”.
La proa del barco pudo pasar el témpano, pero se hizo una gran incisión de 300 pies en el casco del barco por debajo de la línea de flotación. Un total de 1,513 personas murieron en las aguas heladas del atlántico.
Jesucristo, capitan de nuestro navio
El titanic representaba una exaltación de la arrogancia, la vanidad, el orgullo, la pretensión y la auto suficiencia cuya inconsistencia fue abundantemente revelada por la acción de dios.
Dios le recuerda a los hombres que la vida por más planeada, garantizada y moderna que sea, está completamente en sus manos.
Todos estamos viviendo en una especie de titanic: la vida humana y el avance vertiginoso de la tecnología.
Lo único que está fuera del control y del dominio del hombre es la muerte (apocalipsis 20:15). Hay vida después de la 1ra muerte (juan 8:51; hebreos 9:27; apocalipsis 21:8).
El cuerpo se compone de: cuerpo, espiritu y alma (1tes. 5:23). El cuerpo vuelve a la tierra (gen. 3:19), el espíritu (vida) vuelve a dios que lo dió (eclesiastés 12:7) y el alma al cielo o al infierno (juan 5:24; mateo 10:28).
El navío seguro para este mundo pecador se llama la iglesia, cristo (capitán) nos conduce a puerto seguro (cielo) por los mares (mundo) y las tempestades (pruebas de la vida) – hechos 4:12.
Hay bastante lugar para todos los que quieran ser salvos (juan 10:9).
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo. (juan 10:9)
El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (juan 5:24)
Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (hechos 4:12)\